Soy María Real y me declaro fan del cuerpo humano. A lo largo de mi carrera siempre he estado ligada íntimamente a la salud de las personas.
Nací en 1989 y soy pragmática y escéptica por naturaleza. Desde que aprendí a leer no he dejado nunca de hacerlo, me apasiona aprender, mi motor es la curiosidad. Mi carrera como farmacéutica empezó el día que terminé la universidad. Mientras trabajaba de farmacéutica en el mostrador de la farmacia investigaba a la vez alternativas para el cáncer de colon con cultivos celulares en un programa de doctorado.
- Farmacéutica colegiada nº18558
- Nutricionista colegiada nº CAT001827
- Psiconeuroinmunoendocrina
Durante miles de horas de conversación en la farmacia me di cuenta que los pacientes buscaban en mí no solo la dispensación de medicamentos sino todos los consejos que les daba. Era una farmacéutica muy activa, leía analíticas e informes médicos desde el mostrador. A lo mejor todos los pacientes que atendí en aquellos años no lo saben, pero fueron para mí unos grandes maestros. Gracias a ellos vi un montón de diagnósticos, distintos tratamientos y evoluciones. Muchos volvían del especialista y pasaban por la farmacia para actualizarme sobre su estado de salud. Llegué a la conclusión que pasamos de la enfermedad a la medicalización en pocos minutos y que muchas veces no nos esforzamos a cambiar los hábitos de vida. Es más, no sabemos ni que son estos hábitos de vida porque nos han dicho tras un diagnóstico que sigamos con “vida normal”. Me he preguntado muchas veces qué es una vida normal y jamás he encontrado la respuesta.
En las enfermedades crónicas con sintomatología leve, las intervenciones en los hábitos de vida deberían ser la primera elección antes de recurrir a los medicamentos, pero sigamos hablando de mí.
Mientras trabajaba de farmacéutica adjunta y adquiría todos los conocimientos de estar en contacto con los pacientes y observar sus necesidades estudié nutrición para poder hacer dietas personalizadas; empecé rápidamente a aplicar protocolos tan pronto como los aprendí a personas que los necesitaban y siempre de forma individualizada. Desde la dieta DASH en pacientes con hipertensión a protocolos específicos para enfermedades autoinmunes. ¡Hice hasta un reajuste de proteínas a un señor de la farmacia con un problema renal! No asignaba planes nutricionales de forma arbitraria como si 1+1 siempre fueran 2. En aquella época ya vi que cada paciente es un mundo y a veces no se puede aplicar lo que dice la ciencia a rajatabla, hay que tener en cuenta también las preferencias del paciente. Siempre les decía la misma frase: “La mejor dieta es la que se puede hacer” Todos estos pacientes me preguntaban que cuando montaría mi propia consulta. Sonreía y lo veía como algo muy a largo plazo.
Empecé también paralelamente a colaborar con distintos medios de comunicación y eso me ayudaba a plasmar esta obsesión por los buenos hábitos de vida en las personas.
Todos mis artículos están enfocados en la nutrición y en tratamientos farmacológicos. También gestionaba mis redes sociales con una audiencia fiel de decenas de miles de seguidores.
A pesar de la carrera de farmacia y nutrición veía que me faltaba una herramienta para conectar las distintas patologías. Tenía pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas, enfermedades oncológicas y enfermedades reumatológicas con muchos problemas asociados y yo sospechaba que tal vez ordenando el puzzle y mejorando los engranajes mejoraría su estado de salud. Aquí es cuando empecé a estudiar psiconeuroinmunoendrocinología. La psiconeuroinmunoendocrinología fue para mí la entrada a la medicina funcional, a buscar la causa y la raíz.
Mis conocimientos empezaban a dar buenos resultados y los pacientes mejoraban su estado de salud. Me baso en la evidencia científica integrada en la práctica clínica para ayudarte con todas las herramientas posibles. Con mi método de trabajo te puedo ayudar a mejorar la salud en pocas sesiones y a que vivas con más energía.
Las personas a las que ayudo dicen…